Manías de los niños

04.10.2012 14:22

Las manías de los niños

Cómo se adquieren y cómo se quitan las manías infantiles

Las manías de los niños

Morderse las uñas, hurgarse en la nariz o chuparse el dedo… son algunas de las manías de los niños que se inician en la infancia y que pueden conservarse hasta la edad adulta. Cuanto antes se erradiquen, mejor, pero acabar con las manías de los niños requiere paciencia y cariño. Los agobios y las prisas en estos casos pueden ser perjudiciales.

No todos los actos repetitivos como las manías son preocupantes. Depende de la edad del niño, de las circunstancias en las que ocurre y de la reiteración con la que aparece. En muchas ocasiones se trata solamente de gestos que forman parte del lenguaje corporal del niño.

Cómo adquieren las manías los niños

Las manías de los niños

Uno de los motivos por los que un niño empieza a repetir un acto es por imitación. Si cerca de ellos convive una persona que, por ejemplo, guiña los ojos con frecuencia o se muerde las uñas, es probable que repitan los mismos gestos de forma inconsciente. Otro de los motivos es la exteriorización de un malestar físico o psíquico. Ciertos gestos le ayudan a desahogarse. Puede hurgarse la nariz porque le duele o porque tiene algo en su interior que le molesta. Otros hábitos comienzan porque son evolutivamente normales, pero si no agradan a sus padres y con ellos consigue que le presten mayor atención, su uso se afianza.

Cómo quitar las manías a los niños

La mayoría de estas conductas desaparecen con la edad, pero hay excepciones. Suelen persistir cuando son producto de situaciones de gran ansiedad y cuando son reforzadas por los padres, bien porque en un principio les hizo gracia o porque con su preocupación le prestan al niño mayor atención. No existen fórmulas matemáticas para quitarlas, aunque sí ciertas actitudes que ayudan a minimizarlas y a fomentar hábitos positivos, como, por ejemplo, ignorar la conducta del niño y desviar su atención hacia algo más útil que le mantenga las manos y la mente ocupadas. En cualquier caso, hay que evitar regañar o castigar al niño. Criticarle o dejarle en ridículo puede hacer que el comportamiento empeore. Y no estaría de más recompensar al niño cuando demuestre autocontrol. No obstante, igual que los hábitos tardan tiempo en instalarse, también tardarán algún tiempo en sustituirse por comportamientos alternativos.

Virginia González. Psicóloga